Confusión

Movimiento
Negamos el ahora y sin sentirlo dimos paso al instante futuro. Comenzamos el baile y atados al primer movimiento no absorbimos lo suave de la plácida quietud. Danzando sin cesar olvidamos lo dulce del primer e inacabado impulso, sin saber que el movimiento comienza en el reposo. Y tenemos miedo. Miedo a que la inercia se muera en las manos del tiempo y nos encontremos todos, de nuevo, en el principio, repitiendo experiencia eternamente.
Ser uno, en el único espacio y tiempo posible, tal vez nos dignifique y nos permita discernir con claridad y acierto.



Nómbrate.

Robles
Despierta del sopor que te atosiga, reclámate a ti mismo, llámate sin descanso, nómbrate sin adornos. Y cuando logres estar presente ante ti mismo, el principio fundamental y básico se hará claro y preciso. Olvidarás mil cosas que ocuparon tu vida, actuarás de mil maneras creadas al instante con la espontaneidad que brinda la inocencia y siempre tendrás claro el por qué haces o no haces sin buscar las consecuencias de tus actos.
Afectuosamente te reclamo.



Lo oculto

Lo oculto
Un nuevo circuito en la vieja espiral hoy se ha cumplido y se adivina la flor en su hermosura y el fruto en su abundancia. Mas el fruto y la flor son pasajeros. Tan sólo la raíz que se oculta en la tierra es manantial de vida para la planta toda.
¿Dónde están nuestras raíces? ¿Dónde se oculta aquello que nos sostiene y nos da vida? ¿Donde se encuentra la fuente de nuestra existencia?
La respuesta se halla, clara y nítida, en cada uno de nosotros. El camino que conduce a ella se descubre en la inocencia y la autenticidad del propio ser.



Kiro

Kiro
Era callejero por derecho propio. Su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros y sobre los otros no pasar jamas.
Aunque fue de todos nunca tuvo un dueño que condicionara su razón de ser. Libre como el viento era nuestro perro, nuestro y de la calle que lo vio nacer. Era un callejero con el sol a cuestas, fiel a su destino y a su parecer. Sin tener horario para hacer la siesta y rendirle cuantas al amanecer.
Era nuestro perro y era la ternura que nos hace falta cada día mas. Era una metáfora de la aventura que en el diccionario no se puede hallar.
Era nuestro perro por que lo que amamos lo consideramos nuestra propiedad. Y era de los niños y del viejo Pablo, a quien rescataba de su soledad.
Era un callejero y era el personaje, de la puerta abierta en cualquier hogar. Era en nuestro barrio como del paisaje, el sereno, el cura y todos los demás. Era el callejero de las cosas bellas y se fue con ellas cuando se marcho. Se bebió de golpe todas las estrellas, se quedo dormido y ya no despertó.
Nos dejo el espacio como testamento, lleno de nostalgia, lleno de emoción. Vaga su recuerdo por mis sentimientos para derramarlos en esta canción.

(Canción de Alberto Cortes)