Fin de trayecto. (Bota de peregrino en Fisterra)

Allí donde el dolor termina, al final de todos los senderos, olvidó su fantasma y retornó descalzo por nuevos caminos trazados con ternura sobre la piel del ser.
Y desde la atalaya observó, asombrado, al uno y al diverso, re-ligado al origen y empapado de amor.


En cada flor de vida nos acecha la muerte

Y caeremos todos en su limpio regazo, más tarde o más temprano,  para dormir por siempre el sueño de la vida.
Y tú, trabajador alado del dulce nectar de sueños imposibles, caerás el primero como fuente de vida para los que no tienen más vida que la muerte.
Sin altares, sin liturgias, sin cánticos solemnes, tu cuerpo se hará pan de vida para los diferentes.


Solo la belleza es esplendorosa

Solo la belleza es esplendorosa; solo la justicia es equitativa; solo la perfección es sublime.
Lo que es da cuerpo con su cuerpo a todo cuerpo; lo que es da vida con su vida a toda vida; lo que es acoge en si mismo a toda las formas de existencia.



La muerte nos acecha a todos por igual

Observó al anciano durante un buen rato. Su inmovilidad lo exasperaba. No comprendía la vida cuando todo lo apetecible deja de serlo. -¿Que se puede sentir o pensar cuando todo lo que consideramos importante pierde su valor y su significado?-  Sin dejar esas elucubraciones cruzó la carretera…y de repente se produjo el accidente…
Quedó sin vida tendido en el asfalto…El anciano continuó embebido en sus pensamientos sin ni siquiera hacer ademán de levantarse.

El placer

El placer es una canción de libertad, pero no es libertad.
Es el florecer de vuestros deseos, pero no su fruto.
Es una llamada de la profundidad a la altura pero no es lo profundo ni lo alto.
Es lo enjaulado que toma alas, pero no es el espacio confinado.
¡Ay! en verdad verdadera, el placer es una canción de libertad.
Y yo desearía que la cantarais con plenitud de corazón, pero no que perdierais el corazón en el canto.
Algunos jóvenes entre vosotros buscan el placer como si lo fuese todo y son juzgados por ello y censurados.
Yo no los juzgaría ni censuraría. Los dejaría buscarlo. Porque encontrarán el placer pero no lo encontrarán solo; siete son sus hermanas y la peor de ellas es más hermosa que el placer.
¿No habéis oído del hombre que escarbaba la tierra buscando raíces y encontró un tesoro?
Y algunos mayores entre vosotros recuerdan los placeres con arrepentimiento, como faltas cometidas en embriaguez. Pero el arrepentimiento es el nublarse de la mente y no su castigo.
Deberían ellos recordar los placeres con gratitud, como lo harían de la cosecha de un verano.
Sin embargo, si los conforta el arrepentirse, dejad que se arrepientan.
Y algunos hay, entre vosotros, que no son ni jóvenes para buscar, ni viejos para recordar.
Y, en su miedo a buscar y recordar, huyen de todos los placeres para no olvidar el espíritu u ofenderlo.
Pero esa renuncia misma es su placer.
Y, así, ellos también encuentran un tesoro, escarbando con manos temblorosas para buscar raíces.
Pero, decidme, ¿quién es el que puede ofender al espíritu?
¿Ofende el ruiseñor la quietud de la noche o la luciérnaga ofende a las estrellas?
Y ¿molestan al viento vuestro fuego o vuestro humo? ¿Creéis que es el espíritu un estanque quieto que podéis enturbiar con un bastón?
A menudo, al negaros placer, no hacéis otra cosa que guardar el deseo en los recesos de vuestro ser.
¿Quién no sabe que lo que parece omitido, aguarda el mañana?
Aun vuestro cuerpo sabe de su herencia y su justa necesidad y no será engañado.
Y vuestro cuerpo es el arpa de vuestra alma.
Y sois vosotros los que podéis sacar de él dulce música o confusos sonidos.
Y ahora vosotros preguntáis en vuestro corazón: " ¿Cómo distinguiremos lo que es bueno de lo que no es bueno en el placer?"
Id a vuestros campos y a vuestros jardines y aprenderéis que el placer de la abeja es reunir miel de las flores.
Pero es también el placer de la flor el ceder su miel a la abeja.
Porque, para la abeja, una flor es fuente de vida.
Y, para la flor, una abeja es un mensajero de amor, y para ambos, abejas y flor, el dar y el recibir placer son una necesidad y un éxtasis.
Pueblo de Orfalese, sed en vuestros placeres como las abejas y las flores.

KAHLIL GIBRÁN








Dejadme la esperanza - (Canción última)

Pintada, no vacía: pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias.
Regresará del llanto adonde fue llevada con su desierta mesa, con su ruinosa cama.
Florecerán los besos sobre las almohadas.Y en torno de los cuerpos elevará la sábana su intensa enredadera nocturna, perfumada.
El odio se amortigua detrás de la ventana. Será la garra suave.
Dejadme la esperanza.


Poema de Miguel Hernandez



Artimañas

Puente 3
Pienso en el humano y vienen a mi mente un montón de calificativos: "arregla futuros" “buscador de resultados”, “preparador de circunstancias”, “buscón de placer”, “quieromandarentodo”, “ombliguito del universo”, “topamí”, “quieroquemequieras”, “dame gusto donde tú sabes”…y un ciento más por el estilo.
Veo que, una vez satisfechas las necesidades básicas, la finalidad suprema de nuestra especie puede resumirse en tres palabras: placer, poder y prestigio. Todos queremos pasarlo de puro lujo, sujetar las riendas y que nos enjabonen bien la espalda. Y eso no es malo…lo que si no es bueno es la confusión que nos lleva a pensar que estos estados son la meta fundamental de nuestra existencia, porque el pensarlo nos obliga a poner al servicio de su consecución todos nuestros actos y pensamientos sin dejar lugar ni tiempo para nada más.
Dejamos de ser honrados con nosotros mismos porque la honradez interna no tiene como fin el provocar consecuencias. La honradez interna solo responde al instante presente con la mejor de las voluntades y la  más alta de las razones posibles, sin tratar de obtener nada a cambio …. y eso nos asusta... porque actuar honradamente no garantiza el bienestar…No tener en cuenta el resultado de nuestra acción honrada, no prever a donde nos conducirán nuestros actos más dignos y solo actuar pensando en dar la mejor de las respuesta de la que seamos capaces, es tirar por la borda todas nuestras expectativas egocéntricas.
Ser honrados nos conduce a ser reales y el Ser Real nos importa un bledo si ese estado no nos otorga el título , personal e intransferible, de “Eterno Gozador Todopoderoso”  con la sala llena de público puesto en pie  y aplaudiendo.
Creemos que la mayor inteligencia es la que nos lleva a conseguir goce, mando y aplausos.
Yo opino que la verdadera inteligencia es la que nos guía hacia una percepción nítida de la realidad y no nos permite dejar de ser honrados con nosotros mismos.



El jardinero y el niño.

Muérdago


El hijo de los acaudalados dueños de la enorme mansión era un niño de unos nueve años al que le gustaba hablar con el jardinero, un hombre maduro que ya peinaba canas.
Un día en el que el jardinero estaba preparando un semillero y manipulaba con cuidado las pequeñas simientes, el niño comenzó a contarle sus proyectos.
-De mayor quiero ser como mi padre, mandar mucho y que todos me obedezcan.
El jardinero lo miró y sonrió, mientras seleccionaba los minúsculos granos.
- También quiero tener muchas viviendas para poder pasar temporadas en unas u otras según me apetezca, además de tener un montón de sirvientes y empleados que hagan todo el trabajo por mí.
El jardinero, sin dejar de atender a su labor, seguía sonriendo y dedicandole cortas miradas de atención
-Asimismo voy a tener muchos coches e incluso un avión, así seré más poderoso que mi propio padre, pues él no tiene aviones.
El jardinero, mientras depositaba las semillas en pequeñas macetas llenas de sustrato, elevó la cabeza y le dedicó una espléndida sonrisa
-Lo que no quiero es estar tan ocupado como mi padre, apenas lo veo y cuando está en casa, ni caso me hace, siempre está malhumorado y no juega ni se divierte nunca. Yo quiero divertirme y jugar continuamente.
El jardinero lo observaba sin dejar de sonreirle, mientras ordenaba en hileras las diminutas macetas y luego las regaba.
-Bueno, ya me voy – dijo el niño mientras anudaba el cordón de uno de sus zapatos - tengo muchas cosas que hacer, y si no las hago mi madre se enfadará. Hasta luego.
El jardinero dejando a un lado sus quehaceres, le dio unas cariñosas palmaditas en la espalda y sonriéndole con ternura se despidió de él.
El niño se alejó pensando – Que bien me comprende este hombre siendo un simple empleado…¡Ojalá fuese mi padre!

Huellas


Huellas


Sería estupendo pasar por esta vida sin dejar huellas, ser como un invitado que se aloja en un hogar ajeno por unos días y en su estancia utiliza solamente lo que necesita, con amorosa atención y especial cuidado y que al irse deja todo igual que lo encontró. Pero eso no es fácil.
Al pasear por la playa, inevitablemente dejamos las marcas de nuestro paso por ella y al igual sucede en nuestro transcurrir por la vida, de la misma forma que nuestros pies rompen la tersura de la arena, así nuestras acciones, generalmente, rompen la belleza y la armonía de la existencia al buscar como meta fundamental la complacencia de nuestro yo más obtuso y limitado.
Sería grandioso poder detener la inercia del propio “karma” para no influir en los cambios de lo que nos rodea y que todo evolucionase y se desarrollase por si mismo, sin forzar a nada ni a nadie, a ser según nuestro criterio y conveniencia. Pero no es sencillo ya que cualquier acto por minúsculo que sea produce efectos y tiene consecuencias y todas nuestras acciones están condicionadas a unas capacidades que, por desgracia, usualmente son muy limitadas y están revestidas de una gruesa capa de egoísmo.
Entiendo que no podemos pasar por esta vida sin relacionarnos con lo que hay a nuestro alrededor, así que deberíamos procurar que todas nuestras acciones fuesen sinceras, pues por lo menos asi, afectaríamos a nuestro entorno con la consistencia de la verdad, como afectan nuestros pasos a la arena cuando caminamos sobre ella.
Pero bueno, al fin y al cabo, olas vendrán que lavarán todo tipo de huellas, dejando la playa sin mas marcas que las escritas por el agua y por el viento.



Autenticidad


Castaños

En el camino hacia la luz, los individuos pueden retorcerse, deformarse, incluso sufrir dolorosas amputaciones, dejando atrás partes muy queridas de si mismos…pero si ello es consecuencia de una expresión sincera de la propia naturaleza…incluso retorcidos, deformados e incompletos, la auténtica belleza permanecerá como parte integrante de su ser más legítimo, original y puro.


Dejad que corran las aguas...

Dejad que corran las aguas, dejad su camino andar, no ponedle impedimento, no intentad las-amansar. Dejad que lleguen al lago, dejad que corran al mar, al alcanzar su destino su furia se detendrá y solas, por ellas mismas, ocuparán su lugar.

Maya


Cumbres en la niebla

Brutales hombres puros, auténticos y libres, bárbaros y terribles, hoy os convoco: Formemos, de nuevo, el círculo sagrado y contengamos con nuestra plenitud nuestro propio destino. Dancemos con salvaje armonía al ritmo del misterio que permite la vida. Nombremos con una sola voz la Palabra Secreta con el tono preciso para rasgar la malla y abrir una esperanza de luz en la tiniebla. Ese es nuestro derecho y nuestro cometido.


A los dignos hombres libres (canto posible)


Araña

Ya el imperio que rasga la tiniebla cruza auroras de sal sin ilusión ni encanto. Ya se perfila con nitidez precisa la vida que hasta hoy fue un puro muerto. Ya el verbo ha surgido de la abstracción oscura, en concretos volúmenes precisos, encarnando en el límite lo eterno y lo absoluto. Ya sobran los testigos y los miedos. Ya la terrible palabra ha sido dicha. Ya no hay sino un presente eterno para jugarse el todo por el todo en cada acto.

Ya se ha muerto el esclavo. Ya se han muerto de miedo los millones de esclavos que le daban poder al tirano brutal…¡Aleluya!...Ya no quedan esclavos sobre los que elevar la tremenda injusticia con nombre de persona. Ya no quedan esclavos para servir, serviles, al angustioso absurdo…¡Aleluya!...Hoy es el día de compadecer a aquel que quiera restarle libertad al ser humano…¡Aleluya!...Se han muerto los esclavos y solo quedan los dignos hombres libres.

La alquimia de los tiempos ha transmutado la necesidad en abundancia y el miedo en valentía. Y ya, sin faltas ni temores, plenos y valerosos, podemos, uno a uno y todos juntos, encarnar el Amor