A Inma, con cariño

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Despertó del letargo la sirena de piedra al escuchar las risas y ver la hermosa imagen de tu cuerpo perfecto. Al intentar besarte, te hirió, pues no sabía que los seres etéreos no pueden, sin dañarlo, tocar un bello cuerpo.
Y tu dedo estalló al recibir su beso.
Perdona a la sirena por intentar un sueño: poder nadar contigo y rozar con sus labios, la punta de tus dedos.