Presencia

Presencia

El “estuvo” ya no está, el “estará” aun no estuvo. Lo que interesa en verdad, sólo en el “ahora” está.


Amigas viejas

Mosca

Vosotras, las familiares, inevitables golosas, vosotras, moscas vulgares, me evocáis todas las cosas.
¡Oh viejas moscas voraces como abejas en abril, viejas moscas pertinaces sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío en el salón familiar, las claras tardes de estío en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela, raudas moscas divertidas, perseguidas por amor de lo que vuela, —que todo es volar—, sonoras rebotando en los cristales en los días otoñales...
Moscas de todas las horas, de infancia y adolescencia, de mi juventud dorada; de esta segunda inocencia, que da en no creer en nada, de siempre... Moscas vulgares, que de puro familiares no tendréis digno cantor: yo sé que os habéis posado sobre el juguete encantado, sobre el librote cerrado, sobre la carta de amor, sobre los párpados yertos de los muertos.
Inevitables golosas, que ni labráis como abejas, ni brilláis cual mariposas; pequeñitas, revoltosas, vosotras, amigas viejas, me evocáis todas las cosas.

Antonio Machado



El pan de la alegría

Proyecto

¿Quién acogerá al espíritu errante?
¿Quién le dará casa en su cuerpo?
¿Quién vivirá con su puro latido?
¿Quién, con plácida inocencia, destruirá las altas torres del dolor y del miedo, erguidas sobre el frío de la muerte?
¿Quién comerá del yo profundo el misterioso pan de la alegría?
¿Y quién dirá "YO SOY" sin ilusión?


Concentración y expansión

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 Lo grande está formado por lo pequeño. Si lo grande olvida ésto se divide.
La división origina la dualidad, la dualidad el conflicto y el conflicto atrae a la destrucción.

Lo pequeño es parte de lo grande. Si lo pequeño olvida ésto se confunde.
La confusión produce sufrimiento, el sufrimiento ansia y el ansia atrae a la destrucción.

Si lo grande olvida a lo pequeño, pierde su grandeza.
Si lo pequeño olvida a lo grande, se olvida de si mismo.


En busca de la falsa corona.

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Todo el mundo valora los resultados. Todos estamos ocupados en producir determinados efectos en los que imaginamos encontraremos nuestra felicidad.
Al hacer del bienestar propio nuestra última meta sólo somos libres de elegir los actos que pensamos producirán eso mismo. Todo otro acto no tiene existencia para nosotros.
Por nuestros deseos nos hacemos esclavos de lo ansiado y así perdemos contacto con lo absoluto. Por esto mismo nuestros actos se hacen relativos y en su relatividad todo valor se nos presenta como algo perecedero.
Al carecer de valores inmutables nosotros mismos perdemos valor ante nuestros propios ojos.
La búsqueda de placer, poder o prestigio son metas ilusorias y egoístas.
Placer, poder o prestigio sólo son aceptables cuando son consecuencia de actos puros y libres del deseo de obtenerlos.