El fugaz ir y venir del mar sobre la arena me recuerda el vaivén de ciertos sentimientos que acarician nuestras vidas una y otra vez.
El mar besa la playa con olas siempre nuevas e irrepetibles.
La vida nos ofrece la posibilidad de sentir un mar de sensaciones, que van y vienen sin descanso, bañándonos en oleadas de sentimientos.
Creo que es importante permitir que las emociones nos empapen y nos afecten en lo más profundo, sin temor al sufrimiento que nos puedan provocar. De otra manera perderíamos la posibilidad de encontrar el conocimiento vital que trae implícito cada una de ellas.