¿De que color son nuestros actos?


La honradez no se ocupa de las consecuencias que produce, las acepta y las afronta.
Si queremos producir determinados resultados que satisfagan a nuestro personaje, solo cabe sustituir la honradez por la astucia.
Podemos obrar con nobleza y franqueza sin preocuparnos de las consecuencias o con artimañas y astucia en procura de ciertos objetivos. En resumen: o actuamos honradamente o formamos parte de la corrupción. A menudo vemos la paja en el ojo ajeno e ignoramos la viga en el nuestro.
¿De qué color son nuestros actos, del color de la honradez o del color de la búsqueda de la satisfacción personal?



Fortaleza

Actuar sin ir en busca de una recompensa no es posible para el común de los mortales. Todos obramos pensando en obtener satisfacción. Ésto es lo único que nos mueve y motiva. Sin este aliciente, la mayoría de los seres humanos quedaríamos en un estado de frustración y papanatismo total, sin saber qué hacer con nuestras vidas y obras.
Si eliminásemos los objetivos egoístas, nos encontraríamos todos sin combustible para seguir funcionando. Sin metas que nos conduzcan a la autocomplacencia ¿qué nos quedaría?... ¿la nada?... ¿el absurdo?...
¿Para qué vivir o accionar si no hay recompensa para nuestro esfuerzo?
¿Qué sentido tendría la existencia sin la búsqueda del propio bienestar?
La mayoría desconocemos que en el aquí y en el ahora hay una fuente de conocimiento vivo y transformador a la que únicamente se accede, por medio de la acción cotidiana, cuando se cambia la astucia por la honestidad.
La aventura del conocimiento empieza en la asunción de uno mismo, guiado por la espontaneidad de la propia inocencia.
Y como para poder expresarse libre y naturalmente es necesario disponer de fortaleza, dejo esta foto para que nos inspire en que paraje y con que materiales queremos edificar la nuestra...si este fuese el caso.