Son sobre las cinco de la tarde y a Maku se le ocurre que podemos ir a Pías a ver si damos con una playa fluvial en el río Tea que más de una vez intentamos localizar y nunca fuimos capaces de encontrar. Así que ¡vamos allá!
Hace calor, el día invita a pasear y después de recorrer mil estrechas carreteras, nos despistamos y pasamos de largo. Damos la vuelta, repetimos el intento y por fin encontramos la entrada al lugar. Hay que ir a pie un buen tramo por pistas forestales que al final desembocan en una pequeña playa en un paraje de una belleza impresionante. Hay gente joven nadando y riendo. Nos damos más de un baño en unas aguas cristalinas y frías y tomamos el sol disfrutando el hallazgo.
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