Nos hemos hecho dueños y señores de lo que no es nuestro y al igual que un cáncer nos extendemos por el planeta hasta cruzar los límites de nuestra propia supervivencia.
Y nuestros hermanos menores, a los que deberíamos proteger y cuidar, son víctimas de nuestra ceguera. Los explotamos, torturamos y sacrificamos como si hubiesen sido creados para ello.
Ojalá despertemos y nos demos cuenta que cualquier forma de existencia es digna de amor y consideración.
Eso que de mi siempre se escapa el largarto! Muy buenas las fotos :)
ResponderEliminarHabrá que ir ganandoselo poco a poco...un poco de comida, un permanecer quieto y dejar que nos observe...paciencia y constancia y seguro que los dos acabamos siendo amigos del lagarto...hay que ir pensando en un nombre para él.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Belén.