En cada flor de vida nos acecha la muerte
Solo la belleza es esplendorosa
La muerte nos acecha a todos por igual
El placer
Dejadme la esperanza - (Canción última)
![]() |
Pintada, no vacía: pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias.
Regresará del llanto adonde fue llevada con su desierta mesa, con su ruinosa cama. Florecerán los besos sobre las almohadas.Y en torno de los cuerpos elevará la sábana su intensa enredadera nocturna, perfumada.
El odio se amortigua detrás de la ventana. Será la garra suave.
Dejadme la esperanza. Poema de Miguel Hernandez |
Artimañas
Pienso en el humano y vienen a mi mente un montón de calificativos: "arregla futuros" “buscador de resultados”, “preparador de circunstancias”, “buscón de placer”, “quieromandarentodo”, “ombliguito del universo”, “topamí”, “quieroquemequieras”, “dame gusto donde tú sabes”…y un ciento más por el estilo.
Veo que, una vez satisfechas las necesidades básicas, la finalidad suprema de nuestra especie puede resumirse en tres palabras: placer, poder y prestigio. Todos queremos pasarlo de puro lujo, sujetar las riendas y que nos enjabonen bien la espalda. Y eso no es malo…lo que si no es bueno es la confusión que nos lleva a pensar que estos estados son la meta fundamental de nuestra existencia, porque el pensarlo nos obliga a poner al servicio de su consecución todos nuestros actos y pensamientos sin dejar lugar ni tiempo para nada más.
Dejamos de ser honrados con nosotros mismos porque la honradez interna no tiene como fin el provocar consecuencias. La honradez interna solo responde al instante presente con la mejor de las voluntades y la más alta de las razones posibles, sin tratar de obtener nada a cambio …. y eso nos asusta... porque actuar honradamente no garantiza el bienestar…No tener en cuenta el resultado de nuestra acción honrada, no prever a donde nos conducirán nuestros actos más dignos y solo actuar pensando en dar la mejor de las respuesta de la que seamos capaces, es tirar por la borda todas nuestras expectativas egocéntricas.
Ser honrados nos conduce a ser reales y el Ser Real nos importa un bledo si ese estado no nos otorga el título , personal e intransferible, de “Eterno Gozador Todopoderoso” con la sala llena de público puesto en pie y aplaudiendo.
Creemos que la mayor inteligencia es la que nos lleva a conseguir goce, mando y aplausos.
Yo opino que la verdadera inteligencia es la que nos guía hacia una percepción nítida de la realidad y no nos permite dejar de ser honrados con nosotros mismos.
Veo que, una vez satisfechas las necesidades básicas, la finalidad suprema de nuestra especie puede resumirse en tres palabras: placer, poder y prestigio. Todos queremos pasarlo de puro lujo, sujetar las riendas y que nos enjabonen bien la espalda. Y eso no es malo…lo que si no es bueno es la confusión que nos lleva a pensar que estos estados son la meta fundamental de nuestra existencia, porque el pensarlo nos obliga a poner al servicio de su consecución todos nuestros actos y pensamientos sin dejar lugar ni tiempo para nada más.
Dejamos de ser honrados con nosotros mismos porque la honradez interna no tiene como fin el provocar consecuencias. La honradez interna solo responde al instante presente con la mejor de las voluntades y la más alta de las razones posibles, sin tratar de obtener nada a cambio …. y eso nos asusta... porque actuar honradamente no garantiza el bienestar…No tener en cuenta el resultado de nuestra acción honrada, no prever a donde nos conducirán nuestros actos más dignos y solo actuar pensando en dar la mejor de las respuesta de la que seamos capaces, es tirar por la borda todas nuestras expectativas egocéntricas.
Ser honrados nos conduce a ser reales y el Ser Real nos importa un bledo si ese estado no nos otorga el título , personal e intransferible, de “Eterno Gozador Todopoderoso” con la sala llena de público puesto en pie y aplaudiendo.
Creemos que la mayor inteligencia es la que nos lleva a conseguir goce, mando y aplausos.
Yo opino que la verdadera inteligencia es la que nos guía hacia una percepción nítida de la realidad y no nos permite dejar de ser honrados con nosotros mismos.
El jardinero y el niño.
El hijo de los acaudalados dueños de la enorme mansión era un niño de unos nueve años al que le gustaba hablar con el jardinero, un hombre maduro que ya peinaba canas.
Un día en el que el jardinero estaba preparando un semillero y manipulaba con cuidado las pequeñas simientes, el niño comenzó a contarle sus proyectos.
-De mayor quiero ser como mi padre, mandar mucho y que todos me obedezcan.
El jardinero lo miró y sonrió, mientras seleccionaba los minúsculos granos.
- También quiero tener muchas viviendas para poder pasar temporadas en unas u otras según me apetezca, además de tener un montón de sirvientes y empleados que hagan todo el trabajo por mí.
El jardinero, sin dejar de atender a su labor, seguía sonriendo y dedicandole cortas miradas de atención
-Asimismo voy a tener muchos coches e incluso un avión, así seré más poderoso que mi propio padre, pues él no tiene aviones.
El jardinero, mientras depositaba las semillas en pequeñas macetas llenas de sustrato, elevó la cabeza y le dedicó una espléndida sonrisa
-Lo que no quiero es estar tan ocupado como mi padre, apenas lo veo y cuando está en casa, ni caso me hace, siempre está malhumorado y no juega ni se divierte nunca. Yo quiero divertirme y jugar continuamente.
El jardinero lo observaba sin dejar de sonreirle, mientras ordenaba en hileras las diminutas macetas y luego las regaba.
-Bueno, ya me voy – dijo el niño mientras anudaba el cordón de uno de sus zapatos - tengo muchas cosas que hacer, y si no las hago mi madre se enfadará. Hasta luego.
El jardinero dejando a un lado sus quehaceres, le dio unas cariñosas palmaditas en la espalda y sonriéndole con ternura se despidió de él.
El niño se alejó pensando – Que bien me comprende este hombre siendo un simple empleado…¡Ojalá fuese mi padre!
Huellas
Sería estupendo pasar por esta vida sin dejar huellas, ser como un invitado que se aloja en un hogar ajeno por unos días y en su estancia utiliza solamente lo que necesita, con amorosa atención y especial cuidado y que al irse deja todo igual que lo encontró. Pero eso no es fácil.
Al pasear por la playa, inevitablemente dejamos las marcas de nuestro paso por ella y al igual sucede en nuestro transcurrir por la vida, de la misma forma que nuestros pies rompen la tersura de la arena, así nuestras acciones, generalmente, rompen la belleza y la armonía de la existencia al buscar como meta fundamental la complacencia de nuestro yo más obtuso y limitado.
Sería grandioso poder detener la inercia del propio “karma” para no influir en los cambios de lo que nos rodea y que todo evolucionase y se desarrollase por si mismo, sin forzar a nada ni a nadie, a ser según nuestro criterio y conveniencia. Pero no es sencillo ya que cualquier acto por minúsculo que sea produce efectos y tiene consecuencias y todas nuestras acciones están condicionadas a unas capacidades que, por desgracia, usualmente son muy limitadas y están revestidas de una gruesa capa de egoísmo.
Entiendo que no podemos pasar por esta vida sin relacionarnos con lo que hay a nuestro alrededor, así que deberíamos procurar que todas nuestras acciones fuesen sinceras, pues por lo menos asi, afectaríamos a nuestro entorno con la consistencia de la verdad, como afectan nuestros pasos a la arena cuando caminamos sobre ella.
Pero bueno, al fin y al cabo, olas vendrán que lavarán todo tipo de huellas, dejando la playa sin mas marcas que las escritas por el agua y por el viento.
Al pasear por la playa, inevitablemente dejamos las marcas de nuestro paso por ella y al igual sucede en nuestro transcurrir por la vida, de la misma forma que nuestros pies rompen la tersura de la arena, así nuestras acciones, generalmente, rompen la belleza y la armonía de la existencia al buscar como meta fundamental la complacencia de nuestro yo más obtuso y limitado.
Sería grandioso poder detener la inercia del propio “karma” para no influir en los cambios de lo que nos rodea y que todo evolucionase y se desarrollase por si mismo, sin forzar a nada ni a nadie, a ser según nuestro criterio y conveniencia. Pero no es sencillo ya que cualquier acto por minúsculo que sea produce efectos y tiene consecuencias y todas nuestras acciones están condicionadas a unas capacidades que, por desgracia, usualmente son muy limitadas y están revestidas de una gruesa capa de egoísmo.
Entiendo que no podemos pasar por esta vida sin relacionarnos con lo que hay a nuestro alrededor, así que deberíamos procurar que todas nuestras acciones fuesen sinceras, pues por lo menos asi, afectaríamos a nuestro entorno con la consistencia de la verdad, como afectan nuestros pasos a la arena cuando caminamos sobre ella.
Pero bueno, al fin y al cabo, olas vendrán que lavarán todo tipo de huellas, dejando la playa sin mas marcas que las escritas por el agua y por el viento.
Autenticidad
En el camino hacia la luz, los individuos pueden retorcerse, deformarse, incluso sufrir dolorosas amputaciones, dejando atrás partes muy queridas de si mismos…pero si ello es consecuencia de una expresión sincera de la propia naturaleza…incluso retorcidos, deformados e incompletos, la auténtica belleza permanecerá como parte integrante de su ser más legítimo, original y puro.
Dejad que corran las aguas...
Maya
Brutales hombres puros, auténticos y libres, bárbaros y terribles, hoy os convoco: Formemos, de nuevo, el círculo sagrado y contengamos con nuestra plenitud nuestro propio destino. Dancemos con salvaje armonía al ritmo del misterio que permite la vida. Nombremos con una sola voz la Palabra Secreta con el tono preciso para rasgar la malla y abrir una esperanza de luz en la tiniebla. Ese es nuestro derecho y nuestro cometido.
A los dignos hombres libres (canto posible)
Ya el imperio que rasga la tiniebla cruza auroras de sal sin ilusión ni encanto. Ya se perfila con nitidez precisa la vida que hasta hoy fue un puro muerto. Ya el verbo ha surgido de la abstracción oscura, en concretos volúmenes precisos, encarnando en el límite lo eterno y lo absoluto. Ya sobran los testigos y los miedos. Ya la terrible palabra ha sido dicha. Ya no hay sino un presente eterno para jugarse el todo por el todo en cada acto.
Ya se ha muerto el esclavo. Ya se han muerto de miedo los millones de esclavos que le daban poder al tirano brutal…¡Aleluya!...Ya no quedan esclavos sobre los que elevar la tremenda injusticia con nombre de persona. Ya no quedan esclavos para servir, serviles, al angustioso absurdo…¡Aleluya!...Hoy es el día de compadecer a aquel que quiera restarle libertad al ser humano…¡Aleluya!...Se han muerto los esclavos y solo quedan los dignos hombres libres.
La alquimia de los tiempos ha transmutado la necesidad en abundancia y el miedo en valentía. Y ya, sin faltas ni temores, plenos y valerosos, podemos, uno a uno y todos juntos, encarnar el Amor
Ya se ha muerto el esclavo. Ya se han muerto de miedo los millones de esclavos que le daban poder al tirano brutal…¡Aleluya!...Ya no quedan esclavos sobre los que elevar la tremenda injusticia con nombre de persona. Ya no quedan esclavos para servir, serviles, al angustioso absurdo…¡Aleluya!...Hoy es el día de compadecer a aquel que quiera restarle libertad al ser humano…¡Aleluya!...Se han muerto los esclavos y solo quedan los dignos hombres libres.
La alquimia de los tiempos ha transmutado la necesidad en abundancia y el miedo en valentía. Y ya, sin faltas ni temores, plenos y valerosos, podemos, uno a uno y todos juntos, encarnar el Amor
Suscribirse a:
Entradas (Atom)