Libre

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En la mano de nadie está darte el sentimiento de libertad. O eres plenamente inocente en ti mismo, o tú mismo te esclavizas imponiéndote una moral en función de aquello que consideras bueno.

La moral más elevada es la falta de moral establecida, pues esta situación permite la acción espontánea y la libre expresión de lo que es verdad en uno.

El que siente amor al todo no teme ser amoral todo, pues es el mismo amor el que guía e impregna todos sus actos y esta circunstancia lo aísla de todo mal, anulando la validez de cualquier moral establecida.


Nuestros hijos

Hijos
Vuestros hijos no son hijos vuestros. Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de perpetuarse. Vienen a través vuestro, pero no desde vosotros. Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen. Podéis brindarles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas. Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños. Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no pretendáis hacerlos como vosotros. Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia delante. El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con Su poder para que Su flecha vaya veloz y lejana. Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue. Porque, así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.

Khalil Gibran


Retoñando

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Para la libertad sangro, lucho y pervivo. Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos. Para la libertad siento más corazones que arenas en mi pecho. Dan espumas mis venas y entro en los hospitales y entro en los algodones como en las azucenas. Porque donde unas cuencas vacías amanezcan, ella pondrá dos piedras de futura mirada y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la carne talada. Retoñarán aladas de savia sin otoño, reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño porque aún tengo la vida.   

Miguel Hernández

Lastres

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No preveas a donde te conducirá la expresión de tu ser real.
La verdadera inteligencia es aquella que no permite a uno dejar de ser auténtico y consecuente consigo mismo.
Lo demás son cadenas.